Ha sido un regalo de Dios. Sin duda, El estaba empeñado en que chicos tan diversos en edades, fe y aficiones conviviesen dos días para preparar la Semana Santa.
Hemos sido 87 chavales, 7 catequistas, 2 cocineras y 1 cura. Ha habido oración, catequesis, tiempo libre y unas super-comidas. Por la noche... ya te puedes imaginar: hasta las tantas. Pero el sueño acumulado no ha vencido a las ganas de diversión que todos tenían. Al regresar un pequeño susto: una niña cayó y se hizo brecha. Menos mal que teníamos médico y vino pronto el Samur. Todo ha salido como Dios había previsto. Gracias a las religiosas que nos han acogido, y al buen tiempo, hemos podido disfrutar de lo lindo.
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